Después de este momento de felicidad teníamos que seguir caminando. Así que eso hicimos y después de tres días andando llegamos a Mara y cuando fuimos a probar el agua de ese lago descubrimos que era amarga entonces todo el pueblo se volvió contar mí y les dije: si de verdad creeis en Yavhé no os preocupéis con nada, Él no os dejará morir.
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