Al tercer mes llegamos al monte Sinaí y Yavhé se me apareció para decirme que ese era el lugar elegido para establecer unas normas que dirigirían a su pueblo durante décadas. Para que nos diera esas normas tendríamos que cumplir ciertas normas: todos purificaríamos nuestras ropas y sólo yo podría subir al monte al tercer día de la purificación nadie podía tocar el monte cuando yo estuviera alli porqué sino se quemaría y moriría ni siquiera los sacerdotes podrían subir. Subí al monte y al hablar con Yavhé me dijo que bajara y les repitiera a todos que no podía tocar el monte y que Aarón subiera conmigo.
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