sábado, 30 de octubre de 2010

EL CAYADO QUE SE CONVIERTE EN SERPIENTE

Aarón y yo fuimos a ver al Faraón para decirle que lo que estaba haciendo con los israelitas no era justo. No podían descansar ni dormir. Él, como de contumbre se rió de nosotros y desafió a Yavhé. Ante esa situación solo podíamos hacer una cosa: los prodijios que Yavhé nos había enseñado. Tiré mi cayado al suelo y se convirtió en una poderosa serpiente. Aún así el Farón llamó a sus hechiceros y ellos tambien convirtieron sus cayados en serpientes, pero la nuestra devoró a las demás. Como Yavhé me había dicho su corazón no se ablandó y nos echó de su casa.

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