lunes, 18 de octubre de 2010

SEFORÁ

Poco a poco iba alejandome de Egipto hasta que llegué a Madián, un país vecino. Al ver un pozo corrí hacia él para saciar mi sed y al llegar allí pude contemplar a la mujer más hermosa que jamás habia visto. Era una de las siete hijas del sacerdote de Madián. Las siete habían ido hasta el pozo para alimentar al ganado de su padre pero unos pastores las habían echado de allí. Yo las ayudé y luego me invitaron a comer a su casa y su padre me entregó la mano de su hija: Seforá.
Luego me casé con ella y tuvimos nuestro primer hijo al que llamamos Guersón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario