Al día siguiente fui a ver al Farón cuando se dirigía al Río y le dije que Yavhé me había enviado para sacar a mi pueblo de Egipto y que le pudiéramos rendir culto todos juntos.
-Pero tu no nos has dejado y si no nos dejas partir haré que todas las guas de Egipto se conviertan en sangre. Así tu pueblo no podrá beber.
-JA-JA-JA- respondió el malvado Faraón.
Aarón cogió el cayado y golpeó las aguas del río Nilo dejándolas llenas de sangre. Todas las aguas de Egipto se habían convertido en sangre: los ríos, las lagunas...
El Faraón no cabía en su asombro todos los peces estaban muertosy su pueblo desolado. Pasaron siete días hasta que las aguas volvieron a la normailidad y nosotros seguíamos allí encerrados sin poder salir.
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