Hablé con Yavhé e hice lo que me había dicho:
Fui a ver al Farón y le dije que si no nos dejaba ir a orar todo Egipto se llenaría de ranas. Y como no nos dejó mi hermano Aarón impulsó mi cayado sobre el suelo y las ranas empezaron a salir del Río. Las habitaciones, los campos de cultivo, las casas, en definitiva todo se llenó de ranas.
Aparecieron dos escoltas del Faraón en mi casa y me llevaron hasta el palacio. Allí el Faraón me pidió que hablara con Yavhé para que les liberara de las ranas y él les dejaría salir.
Yo como un imbécil fui a hablar con Yavhé y, haciendome caso a mi les liberó de las ranas. Pero el Faraón no nos dejó salir, solo se rió dde nosotros, otra vez.
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